El balneario Aguas Dulces, nombrado así gracias a su manantial de aguas puras y dulces, se caracteriza por los pequeños ranchos y casas mezclados irregularmente sobre la arena. Un lugar para quienes gustan veranear sin prisas, con muchos libros y con espíritu de descanso. La playa es tranquila y extensa, los alrededores invitan a explorar la naturaleza y el pequeño centro detenta un encanto rústico entre bares y artesanías.
Qué ver y qué hacer en Aguas Dulces
Hacer playa es la actividad preferida de los veraneantes. El paisaje costero de Aguas Dulces tiene el sello distintivo de los ranchos con palafitos casi sobre el mar, en la zona de la bajada principal. El atardecer es el momento más esperado, cuando llegan los barquitos de los pescadores con la captura del día, que se vende allí mismo. Alejándonos del balneario, hacia el oeste, hay una vasta extensión de arena completamente deshabitada que se presta para largas caminatas.
La calle principal de Aguas Dulces, Cachimba y Faroles, es el paseo clásico del anochecer, con su feria artesanal y sus buenos restaurantes de mar (imperdible Doña Tota, sobre la playa). Hay un centro de maquinitas para los chicos y algunos boliches nocturnos para los jóvenes, como La Terraza y Terral Bar. El Club de Aguas Dulces es el foco de la vida social y deportiva, con actividades interesantes todo el año.
El ecoturismo es otro de los grandes atractivos del balneario. La caminata a Valizas por la playa es la excursión típica y no requiere demasiados esfuerzos. También hay buses locales entre ambos balnearios. En Valizas hay muchas bellezas naturales por descubrir, como el Cerro de la Buena Vista, la duna más alta del lugar, o el Bosque de Ombúes sobre la Laguna de Castillos (hay travesías diarias desde el Arroyo Valizas).