Cabo Polonio es un paraíso natural recientemente descubierto por la tendencia veraniega. En sus inicios fue un pequeño y precario pueblo de pescadores que adquirió un modesto público turístico atraído por sus perfectas arenas. Hoy conserva su naturaleza casi intacta y su estilo de vida despreocupado, pero es visitado cada vez por más turistas que llegan tras escuchar sobre sus increíbles atractivos. Las viviendas no cuentan con electricidad ni agua corriente salvo por el faro, por lo que los habitantes se rigen por la luz del sol y se ingenian para vivir de manera ecológica y sustentable.
Qué ver y qué hacer en Cabo Polonio
Las playas blancas y extensas con dunas inquietantes son la gran atracción del Cabo Polonio. El mar es verde y tiene olas bravas, perfectas para el surf. Hay varias escuelas para aprender a surfear. Dividiendo la Playa Sur (de mar agitado) y la Playa Norte (también conocida como La Calavera), está el emblemático Faro sobre las rocas. El Faro de Cabo Polonio se construyó en 1881 y fue declarado en 1976 Monumento Histórico Nacional. Se pueden subir sus 40 metros de altura y divisar todo el panorama costero.
Otro Monumento del Cabo Polonio, pero natural, son las enormes dunas (hasta 30 metros), foco de interés para el ecoturismo. Las Islas de las Torres, donde vive la colonia de lobos marinos más grande del mundo, son otro atractivo ecológico imperdible. Los pescadores conducen a los islotes en sus barcos. Toda la zona integra el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, por lo que no se permite el ingreso de vehículos ni la construcción de nuevas viviendas. En este entorno rústico y apacible, las caminatas, las cabalgatas y la pesca son las actividades clásicas.
A la noche, algunos bares encienden sus fogones haciendo más bohemio aún el lugar. Pero las verdaderas protagonistas de la vida nocturna en el Cabo son las estrellas: sin luces artificiales que lo opaquen, el cielo estrellado se revela como en ningún otro punto del país.
