Un recodo solitario y agreste del mapa rochense es La Esmeralda. Un balneario con un perfil muy bajo que goza de paz y tranquilidad en un escenario natural privilegiado. Los amantes de la pesca, las caminatas y la playa pueden encontrar en La Esmeralda un paraíso oculto. Rodeada de bañados y palmares, esta área de Rocha fue declarada “zona de Biosfera” por la Unesco debido a su gran riqueza ecológica.
Qué ver y qué hacer en La Esmeralda
Las playas despobladas y extensas son el gran atractivo de La Esmeralda. Tiene aguas cristalinas y divertidas para baños, con la protección del servicio de guardavidas. Es un excelente punto pesquero; sede frecuente de campeonatos de pesca durante todo el año.
Bordeando la playa, los bosques invitan al contacto estrecho con la naturaleza. Cientos de especies autóctonas y exóticas resguardan las calles y casas del balneario. Los amantes del senderismo aprovecharán los caminos internos, algunos cerrados al paso de vehículos.
A 20 minutos de La Esmeralda (kilómetro 304 de la Ruta 9) hay otro paraíso ecológico que vale la pena visitar: la Laguna Negra. Esta reserva de agua dulce tiene 17.500 hectáreas donde habitan numerosas especies de plantas y animales nativos. Como indica su nombre, su principal característica es el color oscuro del agua, producido por la turba de su superficie.
Desde el balneario se accede fácilmente a otros destinos imperdibles de la costa rochense. Tanto Aguas Dulces como Punta del Diablo están a 15 kilómetros, ambos con interesante movida nocturna para los que buscan diversión. Quienes no desean moverse de La Esmeralda, pueden salir a comer en el Restaurant mediterráneo de las Cabañas del Sol.